La cineasta de la U. de Chile Fran Laferte reinterpreta la clásica película muda "El hombre de la cámara" de Dziga Vertov usando Inteligencia Artificial. El trabajo que estrena el viernes 24 de octubre –en el marco del Foro de las Artes, el encuentro más importantes de creación artística de la Casa de Bello–, abre la conversación sobre la mirada, la creación y los límites entre el artista y la inteligencia artificial.
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En 1929, el cineasta polaco Dziga Vertov (1896-1954) estrenó El hombre de la cámara, una de las piezas más vanguardistas de la historia del cine. Sin guion, sin diálogos ni actores, su propuesta rompía toda estructura narrativa conocida y convertía la cámara en un ojo emancipado del cuerpo humano. Vertov imaginaba una nueva forma de mirar: una visión mecánica, colectiva, casi utópica. Casi un siglo después, esa mirada resuena en un tiempo donde las máquinas ya no sólo son capaces de reproducir sino también de imaginar y crear.
De esa resonancia nace Visión Prómptica (o el humano generado), el primer largometraje de Fran Laferte, estudiante de 5to año de la carrera de Cine y Televisión de la Universidad de Chile. La película —creada con el software de inteligencia artificial Runway— reinterpreta la obra de Vertov, usando un único prompt con la IA. Lo que surge de ese comando es una experiencia hipnótica, de texturas inestables y rostros en mutación: una película que parece inhalar y exhalar su propia existencia.
La obra se estrenará este 24 de octubre a las 17.30 horas en el Auditorio Bueno-Müller de la Facultad de Comunicación e Imagen en el marco del Foro de las Artes —encuentro organizado por la Dirección de Creación Artística (DiCREA) de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile—, que se ha convertido en el más importante dedicado a la creación artística de la casa de estudios. La proyección contará con música en vivo de los músicos Maga en los sintetizadores y Eli Wewentxu en el violín, desplegándose como una performance expandida, donde la imagen digital y el sonido análogo se encontrarán en tiempo real. “Vertov glorificaba la unión entre humano y máquina. A mí me interesaba mirar ese vínculo desde ahora, cuando la máquina ya parece tener su propia mirada”, comenta Laferte.
La obra —que fue elegida como proyecto ganador de la Convocatoria Apoyo a Prácticas Creativas— nació a partir de un ejercicio universitario para un electivo llamado Imágenes futuras, impartido por el profesor de la U. de Chile, Sebastián Arriagada. La idea de usar el filme de Vertov fue de Fran laferte, quien como resultado presentó un cortometraje. Fue tan exitoso, que el profesor la animó a convertirlo en una película completa.
Con un equipo de seis personas, Laferte introdujo fragmentos de la película original de Vertov al software Runway, usando un sólo prompt: “la imagen respira”. Ese comando fue convirtiendo la estética del filme en algo completamente distinto. Por ejemplo, la IA detectó rostros humanos en partes de la película donde no había, llenándola de personajes extraños, casi fantasmales. Además, afinó las texturas más ripiosas, volviéndolas más lisas y brillantes. “Lo que más me gusta del resultado es que la película parece viva, pero de una forma inquietante, como si la imagen estuviera aprendiendo a existir”, comenta Laferte.
“Al principio no tuvimos problemas con introducir fragmentos del filme al software, hasta que en un momento la máquina detectó que estábamos procesando una película completa y nos nos dejo seguir. Tuvimos que empezar a dividirla en extractos de 15 segundos agregándole partes que no eran de la película original para así burlar a la IA. Luego, unimos todo y se transformó en una especie de criatura audiovisual. Fue un proceso largo, pero de todas formas mucho más rápido que filmar algo desde cero”, agrega la cineasta.
El estreno de Visión Prómptica se produce en un momento donde la relación entre arte e inteligencia artificial divide tanto a la industria como a la academia. Mientras algunos celebran la democratización creativa que ofrecen herramientas como Runway o Midjourney, otros advierten sobre la pérdida de autoría, los sesgos de datos y el impacto ético de usar sistemas corporativos para la creación cultural.
En las universidades —donde antes se entrenaba el trabajo artesanal, el uso de planos, iluminación y montaje— hoy también se enseña a “dialogar con modelos generativos”. Para algunos, esto expande el campo artístico; para otros, lo diluye. Pero, como sugiere la obra de Laferte, quizá la pregunta no sea si la Inteligencia Artificial puede crear, sino qué dice de nosotros el modo en que la usamos para mirar.
¿Cuál es la mirada de la academia, en este caso de la Escuela de Cine de la U. Chile frente a la IA?
Por lo que entiendo están muy abiertos a este tipo de exploraciones artísticas, el año pasado aprobaron este curso de inteligencia artificial y se sigue haciendo este año, y están comprometidos en ese sentido con los estudiantes para que tengan esa formación. Al mismo tiempo es algo muy nuevo, en el mismo curso nuestro profesor está en exploración y propuso un aprendizado muy colectivo, porque más allá de lo teórico y de estudiar que dicen los autores sobre estas tecnologías nuevas, interesa mucho el proceso creativo, que fue muy experimental. Todos estamos aprendiendo de algo que se conoce muy poco y que cambia y se profundiza a cada minuto.
¿Por qué decidiste revisitar a Vertov en particular?
Porque su película ya hablaba de tecnología, de máquinas, de la relación entre humano e industria. Era una glorificación de la técnica. Me pareció un punto de partida perfecto para pensar la inteligencia artificial hoy, cuando esa relación está mucho más llena de preguntas que de certezas.
¿Qué cambia entre la versión de Vertov y la tuya?
La original transmite fascinación por el progreso, en cambio Visión Prómptica es más enigmática, incluso un poco tétrica. Creo que muestra cómo hemos pasado de admirar a la máquina a temerle un poco.
¿Dónde se ubica la autoría humana en un proyecto así?
Creo que en primera instancia por la decisión de elegir esta película, de diseñar el prompt, de insistir cuando algo no funciona. Hay una curaduría humana en cada paso. No se trata de dejar que la máquina haga todo, sino de dialogar con ella, de encontrar sentido dentro del azar algorítmico.
¿Te preocupa el poder de las plataformas o los sesgos de la IA?
Sí, me preocupa quién tiene los datos, porque son tecnologías cerradas. Y también me preocupan los sesgos: si no diriges mucho el proceso, la IA reproduce clichés visuales. Pero como herramienta creativa me parece fascinante. Permite crear imágenes imposibles, y eso tiene un valor artístico. Creo que el avance de la tecnología siempre es un punto de no retorno. Por eso, me parece un error caer en la demonización de estas tecnologías, creo que lo importante es usarlas como herramientas y seguir mirando críticamente quién la maneja y para qué.
¿Y qué piensas del lugar del cine tradicional frente a estas nuevas tecnologías?
No creo que el cine analógico muera. Esto es una herramienta más. Mañana puedo querer filmar con cámara, pasado hacer algo digital, y después con IA. Son lenguajes que pueden coexistir.
En definitiva, para ti, ¿cuáles son las ventajas y las desventajas de usar la Inteligencia Artificial?
Creo que una de las ventajas es la capacidad de hacer cosas que tomarían mucho tiempo en hacerse de forma analógicas: imágenes nuevas, distorsiones de la imagen o el organizar de una forma mucho más eficiente, y entre las desventajas, está el hecho de que no son precisas siempre, que hasta ahora tienen muchos sesgos, que tienen censura, que son de pago, y que hay muchas cosas que no vas a poder hacer si no contratas una licencia, por ejemplo.
Periodista egresada de la Universidad de Santiago de Chile. Trabajó durante una década en la sección Cultura de La Tercera, donde cubrió temas de artes visuales, arquitectura y fotografía. Fue jefa de contenidos de Fundación Teatro a Mil. Hoy es subeditora de revista Palabra Pública.
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